Aún es siempre.

Aún es siempre.

por .Rosendo

Un viejo marinero, enamorado del mar, ahoga sus penas en un vaso de whisky mientras la camarera sirve otra ronda. Una abuela precursora del reguetón. Un niño pequeño recorre las calles de Montevideo en su bicicleta repartiendo buenas noticias. Un joven de ojos azules le cuenta a su padre todo lo que ha visto durante su viaje. Estas, junto a otras historias, componen el ramillete de relatos que es este libro, todos alrededor de la idea de que siempre hay tiempo, que nunca es tarde, que "Hoy es siempre todavía", como diría Antonio Machado. La vida, ese buffet agridulce que unas veces te quita lo que otras te da, no deja de ser un intento desesperado de agarrar el tiempo que se va. Pero mientras tanto, mientras puedas leer esto, es porque todavía hay esperanza, todavía hay tiempo: Aún es siempre.

Comprar libro - 11,88€
Aún es siempre.

Aún es siempre.

por .Rosendo

Un viejo marinero, enamorado del mar, ahoga sus penas en un vaso de whisky mientras la camarera sirve otra ronda. Una abuela precursora del reguetón. Un niño pequeño recorre las calles de Montevideo en su bicicleta repartiendo buenas noticias. Un joven de ojos azules le cuenta a su padre todo lo que ha visto durante su viaje. Estas, junto a otras historias, componen el ramillete de relatos que es este libro, todos alrededor de la idea de que siempre hay tiempo, que nunca es tarde, que "Hoy es siempre todavía", como diría Antonio Machado. La vida, ese buffet agridulce que unas veces te quita lo que otras te da, no deja de ser un intento desesperado de agarrar el tiempo que se va. Pero mientras tanto, mientras puedas leer esto, es porque todavía hay esperanza, todavía hay tiempo: Aún es siempre.

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Biografía

En La Mancha vi mi primera luz, y después me adoptó Cataluña. De pequeño quise ser paleontólogo, domador de caballos, futbolista, ingeniero o Brad Pitt. Y ahora, de menos pequeño, no soy nada de eso. Pero soy algo mejor: un hombre sobre la faz de la tierra.

Escribo porque vivo. Y también porque los pájaros dicen que estamos hechos de historias. Y mi nombre no podía ser menos: a sus trece, mi padres empezaron a salir con la condición de que su primer hijo varón se llamase Rosendo.

Y así nací a este mundo. Con una promesa bajo el brazo y un objetivo que, a mis treinta y cuatro, ya no me asusta: dejar el mundo mejor de lo que lo encontré, sabiendo que las flores más valiosas son las que crecen en la basura.

Lo que opinan los lectores

"Estos breves relatos de apenas página y media los más extensos, nos quitan las telarañas del alma, nos remueven las conciencias y nos alegran el corazón."

«Quiero que sepas que, si el mundo estuviese lleno de los malos, pero tú aún estuvieses en él, yo todavía tendría esperanza»

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